Avanços na reforma da educação básica em Portugal

A OECD acaba de publicar uma avaliação bastante positiva da reforma da educação básica ocorrida em Portugual nos últimos três anos.  O texto da avaliação, em português, está disponível aqui.

Os pontos centrais da reforma foram o fechamento de escolas muito pequenas e a concentração dos alunos em escolas maiores: a generalização do turno completo: melhorias nos sistemas de formação e aperfeiçoamento continuado de professores; e o fortalecimento das lideranças no sistema educacional em todos os níveis, com maior participação das comunidades locais e dos governos municipais.

No seu relatório, a OECD chama a atenção, também, para coisas que ainda faltam, como um sistema adequado de avaliação externa dos resultados escolares.

Comentarios aos “desafios da educação superior na América Latina”| Comments to “The challenges of higher education in Latin America”

Estes são os comentários ao texto anterior, sobre os desafios da educação superior na América Latina, publicado em Asuntos del Sur:

Equipe editorial: la necesidad de deshacer mitos establecidos

Una mirada desde un mundo globalizado. Por Klaus Jaffe

Educación superior en América latina: reformas deseables y necesidades de ruptura. Por Sylvie Didou Aupetit.

Desafíos, necesidades y tendencias en los procesos de formación en la Educación Superior. Por Nelly Esther Mainero.

La escena zombi de la educación superior latinoamericana. Por José Joaquín Brunner.

Un intento de respuesta a los desafíos. Por Juan Carlos Silas.

Desafios de la educación superior en América Latina. Por Jorge Balán.

Comentario a: Los desafíos de la educación superior en América Latina, por Simon Schwartzman. Por Juan Carlos Navarro.

El modelo chileno de Educación Superior y las reformas pendientes. Por Pablo Eguiguren F.

Crisis de la Educación Superior Latinoamericana: un problema político. Por Pablo Landoni.

Posibilidades y límites de la provisión privada en educación superior. Por Andrés Bernasconi.

Contradições e Desafio Estratégico do Ensino Superior Brasileiro. Por Edson Nunes.

Mercados de Educacion Superior. Por Fabiola Cabrera.

Os desafios da educação superior na América Latina|The challenges of higher education in Latin America

Asuntos del Sur, um site dedicado a discutir cenários para a  América Latina, publicou o texto abaixo, que foi depois objeto de uma série de comentários de várias partes da região. Transcrevo abaixo meu texto, e na próxima postagem as indicações dos comentários que foram feitos.

EDUCACION: Los desafíos de la educación superior en América Latina

Los procesos de crecimiento, diferenciación y segmentación de la educación superior, que se acentúan en América Latina a partir de los años 90, asociados a serios problemas de calidad, equidad y relevancia, no son el resultado de políticas públicas o económicas de los gobiernos de aquellos años, sino que del amplio proceso de masificación de la educación superior que ha ocurrido en todo el mundo desde entonces, proceso del cual América Latina participa con retrazo.

Los países latinoamericanos han respondido a este proceso de dos maneras principales. En algunos,  las universidades públicas crecieron hasta llegar a centenas de miles de estudiantes. En la medida en que se tornaban inmanejables, esto llevó a la creación de universidades regionales, y también a mayor abertura para la creación de universidades privadas. En otros, como Brasil, Chile y Colombia, adonde ya había un sistema privado de educación superior establecido, este sistema privado creció y absorbió la mayor parte de la demanda, dejando las universidades públicas relativamente protegidas.

Para entender lo que ha pasado, y tener condiciones de pensar mejores alternativas para el futuro, es necesario deshacer una narrativa bastante corriente sobre como eran las universidades en la región hace  tres o cuatro décadas, sustituyéndola por una perspectiva más cercana a la realidad. Esta narrativa equivocada, con algunas variaciones, es que, gracias al movimiento de la Reforma Universitaria que empezó en Córdoba hace casi cien años, las universidades públicas latinoamericanas se constituyeron como instituciones democráticas, de alta competencia y orientadas a las cuestiones de interés cultural y social, virtudes que las políticas de ajuste económico, orientación hacia el mercado, búsqueda de eficiencia y privatización de los años 90 trataron de destruir.

Si es verdad que el movimiento de la Reforma, al dar más poderes a los estudiantes y maestros en las universidades, las hizo internamente más democráticas, esta democracia no se tradujo en beneficios para la sociedad más amplia. Las universidades no jugaron un papel significativo en la formación de docentes de buena calidad para la educación básica y media, y, cuando aumentaron de tamaño para responder a la demanda, no crearon mecanismos adecuados para impedir que muchos de sus estudiantes, sino la mayoría, jamás lograran obtener los títulos superiores que buscaban. Además, las universidades se estratificaron internamente, con alta selectividad en los cursos de graduación en las carreras tradicionales, como medicina e ingeniería, y baja selectividad y control de calidad en las profesiones sociales, humanas y en la formación de maestros.

Con las excepciones de siempre, la calidad de la investigación científica y tecnológica en la región nunca fue muy buena. La investigación científica siempre fue muy limitada y sin proyección internacional, y los pocos ejemplos de universidades que han desarrollado actividades significativas de transferencia de conocimientos, capacitación y ayuda técnica a los gobiernos, empresas y a la población siempre fueron más bien la excepción que la regla. En la formación profesional, los mecanismos de gobierno colegiados y participativos han limitado la posibilidad de la utilización de sistemas de control de calidad que pudieran amenazar a personas de prestigio o grupos académicos dentro de las instituciones, así como políticas activas de búsqueda de talentos.

La narrativa convencional suele plantear una oposición entre las universidades públicas, orientadas al desarrollo de valores públicos y de ciudadanía, y las privadas, orientadas hacia el mercado. En esta perspectiva, la gran amenaza a la educación superior en América Latina seria el riesgo de la privatización.  De hecho, desde sus inicios, las universidades latinoamericanas, centradas en las carreras clásicas del derecho, la medicina y la ingeniería, estuvieron orientadas hacia el mercado, y siempre fueron dirigidas por personas con fuerte participación en el mercado de trabajo. La diferencia importante entre el pasado y ahora es que, antes, el principal empleador eran los gobiernos, y la alternativa a las carreras políticas o al empleo público eran las profesiones liberales. No se puede esperar que las universidades no capaciten las personas para la vida del trabajo, y no hay incompatibilidad entre competencia profesional y capacidad de absorber cultura y mirar críticamente a la sociedad.

Los movimientos estudiantiles, y muchos profesores en las facultades y departamentos de ciencias sociales, tienen gran tradición de mirar críticamente sus sociedades y buscar formas de transformarlas por la movilización política, pero esto no ha creado una tradición de pensamiento social consistente que se pueda identificar como resultante de la labor universitaria y académica.

Ese pasado no recomienda que se vuelva a las universidades tradicionales, en su formato tradicional, para buscar respuestas a los procesos crecientes de diferenciación, diversificación y segmentación de la educación superior en los países de la región. Mas allá de sus problemas, estas universidades tienen papeles importantes para jugar, y para esto necesitan utilizar de manera más eficiente sus recursos, preparar mejor para las profesiones de mercado, que son más competitivas que las tradicionales, fortalecer su capacidad de investigación y establecer puentes efectivas de colaboración y participación con la sociedad más amplia que las mantienen. Pero el universo de la educación superior contemporánea es mucho más amplio que el de estas instituciones.

Una decisión importante que los países tienen que tomar es en que medida la absorción de la educación de masas se va hacer por las universidades públicas o privadas. Hay buenos argumentos de los dos lados. No es verdad que, en principio, solamente instituciones públicas logren dar formación de calidad, o que las privadas, y las con fines de lucro sean siempre malas – hay buenas y malas instituciones en todos los sectores. Pero lo que se considera calidad en una institución de elite es muy distinto de lo que se considera calidad en una institución orientada hacia la educación masiva.

Del punto de vista de la equidad, hay quienes argumentan que las instituciones públicas deben atender con prioridad a la población de menores ingresos, que ahora están buscando la educación superior en grandes números, dejando para el sector privado la educación más cara y compleja que los estudiante con más recursos y que más se beneficiarán pueden pagar. Pero, por otra parte, la formación de alto nivel, sobretodo en las carreras más técnicas, de la misma manera que la investigación universitaria, necesitan de financiación pública, y de hecho son las universidades públicas, en casi todos los países, que desarrollan actividades de investigación, programas avanzados de postgrado y mantienen carreras profesionales de más calidad.

Difícilmente las mismas instituciones harán bien estos dos tipos de formación de elite y de masas. Es necesario que, en el universo complexo y diferenciado de la educación superior contemporánea, las instituciones, públicas y privadas, busquen sus nichos de actuación, y los gobiernos desarrollen políticas de regulación, incentivos y apoyo financiero para que, en su conjunto, las sociedades produzcan educación superior en la cantidad y con la calidad necesarios.

En resumen, desafíos ineludibles a la evolución de la enseñanza superior en América Latina, en el siglo XXI, exigen respuestas innovadoras y pragmáticas, a fines de lograr objetivos sociales más amplios. Teniendo en cuenta el contexto de masificación, diversificación y segmentación, ¿en qué medida la pluralidad de actores públicos y privados es necesaria al avance de la enseñanza superior en la región? ¿Cómo las instituciones privadas pueden contribuir a la realización de objetivos sociales? Más allá de divisiones tradicionales, sino simplistas, de los sectores públicos y privados de la educación, ¿cuáles serían los sistemas más eficaces de financiación y de regulación de la enseñanza superior, desde la licenciatura hasta los ciclos más avanzados de formación y de investigación? ¿Cómo mejorar la accesibilidad a la educación superior en América Latina? ¿Cómo asegurar la calidad y la relevancia de las instituciones de elite y de masas, que deben estar aptas a desarrollar el pensamiento crítico y preparar los estudiantes para el mercado de trabajo, sin perder demasiado terreno a los intereses corporativistas? ¿Cuáles políticas e incentivos permitirían crear puentes más efectivos entre la investigación científica y la sociedad?

Estas cuestiones urgen ideas y acciones de los académicos, estudiantes, reformadores, políticos, bancos de desarrollo y todos los que se interesan por la educación superior en América Latina y al futuro de sus sociedades.

Oportunidade de residência em Bellagio|Bellagio Residency Opportunity

A Rockefeller Foundation mantém na cidade de Bellagio no Norte da Itália, um programa de alto nível para artistas e acadêmicos, aberto para candidaturas de todas partes do mundo, que podem passar alguns meses lá trabalhando em seus projetos. As pessoas interessadas podem se candiatar pela Internet, até 11 de Fevereiro, conforme instruções abaixo.  O programa é muito competitivo,  para candidatos com fortes currículos e projetos. Informações adicionais podem ser solicitadas a Alex Rowe, coordenador do projeto. The Rockefeller Foundation has a center in Northern Italy where high-level academics and artists spend time to work on major projects.  It is an online application that is now open with a deadline of February 11 for residencies between May and November 2009. .  The application process is very competitive and only people with strong resumes and experience should apply, but I am happy to answer any questions from your contacts.

Rockefeller Foundation Bellagio Center

For nearly fifty years, the Rockefeller Foundation has hosted scholars, creative artists, and practitioners at Bellagio for concentrated work on major projects.  Talented professionals use time at Bellagio to advance work that has impact across disciplines, while interacting daily with an active and diverse intellectual community.  Artists and scholars stay for one month of work at Bellagio, away from their usual daily demands, and flexible schedules are available for practitioners working at non-profit or NGO organizations.

Residents at the Bellagio Center from 2007-2009 represent a diverse group of more than 20 countries, including: Argentina, Australia, Austria, Brazil, Canada, China, Colombia, Denmark, Germany, Ghana, India, Indonesia, Israel, Japan, Kenya, Lebanon, Macedonia, Mexico, Nigeria, Poland, Russia, Sri Lanka, South Africa, South Korea, United Kingdom, United States, and Togo.  The various disciplines under which an applicant may apply include the following:

Creative Artists: Composer, Novelist, Playwright, Poet, Video / Filmmaker, Visual Artist

Scholars: Ancient Studies, Anthropology, Economics, Education, Film & Media Studies, History, Law & Policy,

Literary Studies, Music, Theatre & Dance Studies, Philosophy, Political Science, Psychology, Religion, Sciences, Sociology, Visual Studies

Applicants from outside the United States and Western Europe are especially encouraged to apply, as are individuals working on projects aligned with the Foundation’s objective to expand opportunities for poor or vulnerable people.  The Bellagio residency provides room/board and high-speed internet access to all residents free of charge.  Please note that financial assistance can be made available to successful applicants whose limited means might otherwise prevent them from accepting a residency.

The selection process for Bellagio is very competitive, and will ultimately favor professionals with significant experience and strong project proposals.  The Bellagio opportunity is not a grant, but rather a time to interact with a professional community while working toward tangible personal achievement.

The deadline for applications to the Summer and Fall 2009 residency period is February 11, 2009.  Residencies are available from May to November 2009.  To learn more about Bellagio, peruse accepted projects, and review a list of requisite application materials, please visit its site.   We cannot guarantee that you will receive an invitation to Bellagio if you apply, but the Institute of International Education Bellagio Office is more than happy to assist you with any questions you may have as you navigate the application process. They can be reached at bellagio_res@iie.org or +1 (212) 984-5537.

The Bellagio Center also hosts several conferences each year, and applications are open on a rolling basis.  Conferences must align with the Foundation’s mission to expand opportunities for poor or vulnerable people and to help ensure that globalization’s benefits are shared more widely.  Please visit the Bellagio website to learn more.

We believe in the power and results of investing in and unleashing human capacity.  The Rockefeller Foundation Bellagio Center brings together people of diverse expertise and cultures in a neutral, inspiring and thought-provoking environment to promote international understanding that allows innovation and creativity to flourish.

Cultura e Democracia|Culture and Democracy

Visitando a Venezuela, Lula apoiou mais uma vez a proposta de reeleições sem limites para o colega Chavez, dizendo que não há nada de anti-democrático nisto, dependendo somente da cultura de cada país. Isto me fez lembrar um debate que tive com um brazilianista no principio dos anos 80, que argumentava que não havia nada demais em o Brasil e outros latinoamericanos terem governos autoritários, afinal, fazia parte de nossa cultura. Também fiquei lembrando dos 15 anos de Getúlio no poder, e sua reeleição anos depois. Qual é mesmo nossa cultura?

Em um ponto Lula tem razão: não é a renovação de mandatos que diferencia um regime democrático de um autoritário. Na ocasião do outro plebiscito venezuelano, Lula também defendeu a reeleição, lembrando os exemplos de Adenauer, Tatcher e Blair, que ficaram no governo por muito tempo. Mas também poderia ter citado Mussolini, Hitler ou Perón. Todos eles foram eleitos e reeleitos várias vezes, com grande apoio popular, e nem por isto eram democráticos. Nossos generais-presidentes, por outro lado, mantiveram sempre o princípio da não prorrogação.

O que diferencia uma democracia de um regime autoritário é o império da lei, a garantia dos direitos das pessoas, a liberdade de expressão e participação social e eleitoral, o pluralismo e regras eleitorais justas, que não permitem o abuso do poder para impor a vontade dos governantes sobre os cidadãos. As normas que limitam a reeleição dos executivos nos regimes presidencialistas não têm nada a ver com cultura, e sim com os riscos  bastante reais, aqui e lá, do abuso de poder.

Claudio M. Considera: os cães ladram e a caravana passa

No texto abaixo, Cláudio Considera mostra o papel positivo da atuação do Banco Central na economia brasileira nos últimos anos:

O Brasil, como mencionou Paulo Hermany em artigo no jornal Valor Econômico (04/072007), é dos poucos países ricos em que o ultrapassado debate desenvolvimentistas x monetaristas ainda viceja. Aqueles que se dizem desenvolvimentistas (que se dizem os economistas do bem) parecem acreditar fielmente que o desejo dos monetaristas neo-liberais (ditos os economistas do mal) é atravancar o desenvolvimento econômico e o bem estar da sociedade, ao atacarem de forma contundente qualquer ameaça do retorno da inflação e preferirem o mercado ao Estado. Em particular, ao longo do governo Lula, vários economistas e boa parte de seus eleitores se dizem traídos por nada ter mudado na política econômica: nenhuma das maluquices que o nosso presidente e seu partido prometiam antes de eleitos foi praticada.   De forma mais aguda, no período recente, quando o Banco Central, frente à ameaça do aumento da taxa de inflação, retomou o aumento progressivo da taxa SELIC, vários economistas tem vociferado contra essa política.

Um dos argumentos é que se trata de um choque externo (inflação de custos) que não pode ser debelada por política monetária. Para o Banco Central, esse dito choque externo só seria propagado se a autoridade monetária tentasse acomodar essa situação através de uma política monetária frouxa. Para um Banco Central, toda inflação é inflação de demanda ou será acomodada através desta, o que deve ser evitado para prevenir contra uma espiral preços-salários. Outro argumento é que a política de juros provoca uma oferta abundante de dólares que causa uma sobrevalorização artificial do Real, prejudicando as exportações e favorecendo as importações, tornando nossa economia menos competitiva. Nosso saldo comercial tem sido superavitário ao longo de toda essa política monetária praticada e recentemente com a crise mundial parece que irá se reverter, ou, pelo menos, se reduzir, a despeito da recente desvalorização cambial. Os economistas críticos parecem ignorar lições de livro texto de macroeconomia que demonstram que além do câmbio também a renda mundial afeta nossas exportações; assim como, que além do câmbio a renda doméstica também afeta nossas importações. Em que intensidade essas forças atuam determinarão o resultado da balança comercial e da própria taxa de câmbio.

O resultado concreto da interveniência do Banco Central ao longo do governo Lula é dos mais promissores: a inflação está contida dentro das apertadas metas estabelecidas pela autoridade monetária; as reservas internacionais somam folgados 200 bilhões de dólares, graças aos recorrentes superávits comerciais; o PIB tem crescido a taxas expressivas e neste ano vinha crescendo quase em ritmo chinês; a taxa de desemprego caiu para 7%, algo não visto há muito tempo; o rendimento médio real tem crescido; e o investimento tem crescido, alcançando cerca de 20% do PIB. A única nota destoante nos fundamentos macroeconômicos é a política fiscal, com o aumento das despesas do governo, notadamente aquelas de pessoal que serão permanentes; mas, mesmo assim, não impediu que a meta de superávit primário deste ano fosse alcançada o que obviamente, só foi possível graças ao forte aumento da carga tributária no período.

Já houve quem alegasse que tais resultados iriam ocorrer de qualquer maneira e que a política monetária apenas impediu que o Brasil se aproveitasse plenamente da bonança da economia mundial com mais crescimento e emprego. Já houve quem alegasse que esses resultados são pura sorte e que derivam dos ventos favoráveis da economia mundial, embora o cenário externo favorável tenha de fato contribuído para o bom desempenho da economia no período. Entretanto, várias perguntas podem ser feitas a esse respeito. Esses resultados teriam sido possíveis caso ainda tivéssemos a bagunça fiscal da década de 80, a irresponsabilidade monetária deflagrada em 1980 e seguida durante aquela década, a intervenção econômica do Estado na economia, com controle de preços (instaurado em 1967 e só extinto em 1994) e de câmbio, e cerca de 800 empresas estatais atrasadas e ineficientes, que se tornaram verdadeiros gargalos para nossa economia? Em suma, os resultados obtidos com a perseverança da busca dos fundamentos macroeconômicos ¬¬– estabilidade monetária, responsabilidade fiscal e o livre funcionamento dos mercados, com regulação apropriada onde necessário — seriam alcançados caso fosse seguida no mundo de hoje a receita dos ditos desenvolvimentistas que foi aplicada durante a década de 80?

Antes que nos déssemos conta de que a busca dos fundamentos macroeconômicos pregados pelos ditos monetarista neo-liberais era fundamental, nos debatemos na década de 80 e início dos 90 com tentativas de retorno a um passado de intervenção estatal quando o capital internacional era abundante e as taxa de juros baixas. Passamos por um verdadeiro purgatório econômico que foi o processo de estabilização monetária, mas que trouxe muitos benefícios sociais (redução da pobreza, entre eles) e institucionais (melhoria dos cálculos empresariais e salariais). Enfrentamos 5 crises internacionais e sobrevivemos com o produto crescendo, o desemprego sendo reduzido e a inflação controlada; no período recente pudemos nos aproveitar da continuidade dessa política e alcançar taxas de crescimento do PIB mais elevadas embora moderadas.

A divulgação dos resultados do PIB do terceiro trimestre mostra que o Banco Central estava com a razão: a taxa de crescimento do PIB estava caminhando acima do produto natural (ou estrutural, ou mais simplificadamente, potencial) e isso estava acarretando um aumento da inflação. A demanda doméstica no terceiro trimestre cresceu impressionantes 9,4%, e só pode ser acomodada por um forte aumento das importações – numa tendência insustentável a médio prazo. Esta percepção obrigou o Banco Central a retomar sua política monetária contracionista, cujos resultados já se mostram na redução das taxas de crescimento dos preços. A confiança dos empresários de que os fundamentos macroeconômicos continuariam a ser perseguidos aumentou os investimentos e o emprego e a estabilidade monetária permitiu ganhos substanciais na renda real dos trabalhadores.

Com a crise econômica a taxa de crescimento do produto deve ser menor, o desemprego deve aumentar um pouco, o Real vis a vis o dólar continuará em torno do padrão atual (em torno de R$2,50/US$), ou mesmo reverter caindo algo em torno de 10%; a taxa de inflação continuará dentro da meta; deveremos ter uma redução das importações, o que permitirá manter superávit na balança comercial e algum equilíbrio em contas correntes. Ou seja, não estamos blindados, mas certamente melhor preparados para enfrentar essa crise do que já estivemos no passado, graças ao conjunto de políticas econômicas que escolhemos seguir desde 1994.

Não nos descolamos (decoupling) da crise mundial e também não teremos um crescimento autárquico associado aos países emergentes. Parece, entretanto, que conseguimos nos descolar das políticas “perfeito-idiotas” que nos levaram à falência na década de 80. Infelizmente, o mesmo não ocorreu com os nossos vizinhos Argentina, Equador, Bolívia, Venezuela, com a elevada possibilidade de Paraguai e Uruguai virem a eles se juntar.

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Cláudio Monteiro Considera é professor de economia da Universidade Federal Fluminense

Bernardo Sorj: Oriente Médio: o caminho da paz não passa pelo maniqueísmo

A invasão de Gaza pelas tropas de Israel é mais um capítulo de uma tragédia de radicalizações e equívocos diante da qual é muito fácil tomar posições movidas pela emoção ou pelo oportunismo, e muito difícil buscar caminhos que possam levar a uma paz duradoura.  O que penso a respeito está muito bem expresso no artigo abaixo, de Bernardo Sorj.

Compreender sem  simplificar

O conflito no Oriente Médio é  complexo. Aqueles que procuram  transformá-lo  num filme de Hollywood  no qual o mocinho e o bandido são claramente identificáveis e em que um lado representa o bem e o outro lado o mal estão fazendo um desserviço à   verdade  e à causa da paz.

Como em geral acontece com  os dramas  históricos, o conflito no Oriente Médio é  a conseqüência não-intencional de projetos humanos em que cada ator social procura realizar seus próprios objetivos, que terminam colidindo  com os de outro ator.  Tendo como base o drama de dois povos reivindicando a mesma terra, as lideranças políticas de ambos  lados  acumularam  erros que  alimentaram a desconfiança e o extremismo no interior de cada povo, dificultando ainda mais o caminho da paz.

Que erros foram esses? Sem entrar em detalhes históricos que fugiriam aos limites deste curto artigo, podemos indicar, nas últimas décadas, do lado dos governos  israelenses, a ocupação militar e a expansão constante das colônias na Cisjordânia e, do lado das lideranças palestinas, a conivência com o terrorismo e a ambigüidade em relação à plena aceitação da existência do Estado de Israel.

Criticar sem ofender nem mentir

O caminho da paz exige a comunicação e o reconhecimento da humanidade de todos. Quem quer a guerra vê o demônio no outro. Desumanizar o adversário, em algum momento, justifica a sua destruição. Durante os cinco anos  morei em  Israel e  lutei com meus colegas árabes pela paz e contra a política israelense de colonizar os territórios conquistados na guerra de 1967. Na época, enfrentei com meus colegas  os políticos israelenses que procuravam assimilar  Arafat a  Hitler e o movimento palestino, ao nazismo. Hoje sofro quando vejo grupos pró-palestinos fazerem o mesmo em relação ao sionismo. Dizer que  o sionismo equivale ao nazismo é uma mentira deslavada, uma agressão moral. E, como tal,  produz do lado israelense e judeu uma reação defensiva que alimenta o  sentimento de incompreensão e a incomunicação. Sejamos claros: Hitler exterminou sistematicamente todos os judeus que se encontravam nos territórios ocupados pela Alemanha nazista. Acontece que, no  Estado de Israel,  em l949, viviam 120.000  árabes. Hoje, hoje eles são mais de um milhão. Calcula-se em  torno de 500.000 os refugiados árabes da guerra de 1948. Eles e seus descendentes  somam de  4 a 5 milhões. Não houve, em nenhum sentido possível do conceito, um genocídio. Não se trata de negar o sofrimento pelo qual passou e passa o povo palestino. Mas não desvalorizemos os fatos históricos,  respeitando  os sentimentos daqueles que passaram pela experiência do  holocausto.  E lembremos, sobretudo, que  as palavras não são ingênuas.  Quem fala de genocídio transforma o outro em genocida,  o que permite que seja  tratado como tal.

Direitos humanos ou instrumentalização política?

Entendo  a simpatia e solidariedade com a causa palestina, seja  do mundo árabe, de descendentes de árabes e muçulmanos e de  pessoas de boa vontade identificada com o sofrimento palestino. Este sentimento é compreensível, assim como é a preocupação de judeus e não-judeus com a segurança de Israel. Mas em nenhum dos dois casos é aceitável o apoio acrítico  a lideranças radicais, seja israelenses que não se dispõem á devolver os territórios conquistados, seja  palestinas que sustentam um programa político que propõe a destruição do Estado de Israel. Preocupa-me e dói a manipulação política do conflito por intelectuais e organizações que, no Brasil e no exterior,  assumem uma posição antiisraelense primária, em geral ignorante da história da região que,  por momentos, beira  o anti-semitismo e cuja única motivação é uma ideologia política que associa Israel aos Estados Unidos. Para tais grupos, os Estados Unidos são o grande inimigo. Ergo, quem está  associado com o diabo, diabo é. Preocupa e dói porque esses indivíduos e grupos manipulam a bandeira dos direitos humanos, porém não têm nenhum compromisso real com o sofrimento humano. Porque, se tal sentimento existisse, estariam também fazendo panfletos e circulando com as bandeiras do povo checheno, curdo, sudanês ou  tibetano, que custaram e continuam cobrar a vida de milhões de pessoas. Mas a agenda destes grupos não é a dos direitos humanos nem a da paz do Oriente Médio. É uma agenda política que quer ver o circo pegar fogo para confirmar os preconceitos ideológicos. É, portanto, uma agenda perigosa, irresponsável e desumana.

O povo palestino e o mundo árabe, Israel  e o povo judeu não  são homogêneos

No ardor da  luta  contra o ataque militar  israelense,  parte da  mídia e de grupos pró-palestinos e pró-Israel transmite a  imagem de que a causa palestina e o mundo árabe e muçulmano, assim como  Israel e o povo judeu, constituem uma unidade. Transformam um  conflito político nacional no qual estão em jogo interesses e estratégias terrenas em um conflito religioso. Nada mais longe da realidade. O mundo árabe está – e sempre esteve – dividido.  Para cada governo árabe, a causa palestina ocupa um lugar específico no seu  projeto político interno e externo.  Afinal, não podemos esquecer que o território reivindicado pelo povo palestino para a criação de seu Estado nacional esteve, entre 1948 e 1967, nas mãos da Jordânia e do Egito, não de Israel. No lado israelense, a divisão política interna sempre foi explícita e, embora as relações entre boa parte da diáspora judaica e Israel sejam de solidariedade, isso  não significa nenhum alinhamento ou co-responsabilidade com os governos eleitos pelos cidadãos de Israel (inclusive pelos 20% de árabes israelenses).

Lembrar que não vivemos em mundos culturais formados por blocos coesos é fundamental. O fanatismo e o extremismo de cada lado se alimentam mutuamente.  Falemos claro: nem o extremismo palestino nem o israelense têm interesse em negociações políticas, pois nenhum deles está disposto a abrir mão de seus sonhos maximalistas. O caso do assassinato de Rabin é exemplar: morto por um extremista  israelense,  sua obra de pacificação  não pôde ser completada por Shimon Peres,  pois, apesar de sua  enorme vantagem inicial na campanha eleitoral, a onda de atentados terroristas palestinos  levou ao poder um primeiro- ministro da extrema direita.

O que será?

Nenhum povo  tem  o monopólio  da moral nem está ao abrigo de entrar num ciclo de destruição.  Quem quiser procurar na história fatos favoráveis à versão de  cada lado os encontrará em quantidades monumentais. O caminho da paz exige um doloroso esforço de abandono dos mitos e ilusões que cada parte  elaborou  sobre si mesmo e o outro. O    passado não  pode  ser esquecido, todavia será em torno de uma visão do futuro que  um novo presente poderá ser construído.

Penso que nós,  que não participamos diretamente da vida política dos países da região devemos lutar pelo essencial: apoiar a abertura de todos os  canais  de comunicação, de toda iniciativa de paz. Nós, que temos a sorte de viver  no Brasil, um país  que, apesar dos imensos  problemas sociais, é um exemplo para o mundo de convivência prazerosa entre as diversas religiões, devemo-nos esforçar por alimentar o diálogo, a esperança  e a abertura  de espírito, não permitindo que a intolerância e o ódio nos contaminem.

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Bernardo Sorj é professor titular de Sociologia da UFRJ e Diretor do Centro Edelstein de Pesquisas Sócias

University and Development in Latin America

UNIVERSITY AND DEVELOPMENT IN LATIN AMERICA
Successful Experiences of Research Centers
Simon Schwartzman (Ed.)
Institute of Labor and Society Studies, Rio de Janeiro, Brazil
[Paperback]

 

Latin American countries are increasing their investments in science and technology, introducing legislation to stimulate innovation, but the impact of these efforts in the economy and society has been limited. Most of the existing research takes place in universities, and does not relate easily with business, government and society.

 

There are, however, exceptions. This book looks at the science, technology and innovation systems of Argentina, Brazil, Chile and Mexico, telling the stories of sixteen university research teams from different fields of knowledge, working in very different national contexts, but having in common the experience of producing high quality scientific knowledge in their fields, while being very active in transfering their knoweldge to society. They are deviations from the more traditional academic centers in the their own countries, which tend to work acccording to the research agendas established by their individual members, with subsidies from the education and science and techology authorities, and, even when working in applied fields, have difficulties or give low priority to put their competence to practical use.

 

In spite of their differences, they have to deal with some common issues: how to stimulate academic entrepreneurship, how to deal with issues of intellectual property, how to relate with their universities and make the best possible use their countries’ innovation agencies. In so doing, they help their countries to come closer to the needs of the knowledge societies of today.

 

SensePublishers

Global Perspectives on Higher Education volume 14
ISBN 978-90-8790-524-8 hardback USD99/EUR90
ISBN 978-90-8790-523-1 paperback USD49/EUR45
November 2008, 284 pages

 

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Povo feliz|Happy people

Segundo pesquisa do Datafolha, publicada em 5/12/2008,  78% da população brasileira acredita que sua situação econômica vai estar melhor no ano que vem, e a popularidade do presidente Lula atinge níveis nunca vistos antes neste país, 70%.  Participando da festa, o Congresso Nacional, segundo O Globo de 6 de dezembro, está aumentando  os salários dos funcionários públicos (29 bilhões de gastos adicionais em 2009) e votando para aumentar as aposentadorias e acabar com o fator previdenciário e outras medidas que foram tomadas anos atrás para reduzir os custos e para adiar um pouco o momento de aposentadoria das pessoas.

Crise econômica?  Que crise? …

Prioridades para bolsas no exterior e para apoio à pesquisa|Priorities for fellowships abroad and research support

O globo.com publica hoje o texto abaixo meu, sobre a questão as prioridades em bolsas para o exterior e para a pesquisa:

Apesar da infelicidade dos comentários recentes do presidente da CAPES sobre as ciências econômicas (“vamos continuar mandando alunos para formar doutores num modelo que faliu o mundo?”) ele tem razão em pensar que é preciso estabelecer prioridades e decidir como usar melhor os recursos públicos. Uma bolsa de doutorado pode custar 200 mil dólares, não podem existir muitas, e é preciso ser muito criterioso na sua distribuição, não somente em relação à qualidade dos candidatos, seus planos de trabalho e as universidades aonde pretendem ir, mas também em relação à expectativa futura de sua inserção no país, assim como da possível contribuição de sua linha de trabalho. seja para a educação superior, seja para o desenvolvimento da pesquisa e da tecnologia no país. Quando, tempos atrás, eu disse em uma entrevista que haveria que pensar se devemos ou não dar prioridade à física de particulas nos investimentos de pesquisa, deixando alguns físicos indignados, eu estava expressando a mesma preocupação (eu não disse nada, no entanto, nem poderia, sobre o valor intrínseco desta área de conhecimento, nem estava decidindo nada).

O governo federal, CAPES e CNPq, vem reduzindo sistematicamente as bolsas de estudo para o exterior, que estão sendo substituídas pelas chamadas “bolsas sandwitch”, em que os estudantes brasileiros passam um tempo fora, mas voltam para defender suas teses aqui. A idéia de fortalecer os programas de doutorado no Brasil é importante, mas existe também o risco de manter o país fechado para o resto do mundo. Apesar de muitos programas de pós-graduação de boa qualidade, o Brasil não tem nenhuma universidade de padrão realmente internacional, e a experiência cultural e pessoal de ver e entender como funciona uma destas universidades é tão ou mais importante do que o conteúdo da tese ou da pesquisa que o estudante desenvolva. Não conheço nenhuma avaliação dos programas “sandwitch”, mas eles têm dois óbvios problemas: a curta duração e o fato de os estudantes ficarem fora dos programas regulares das universidades, o que significa que podem ficar marginalizados, sem entender muito do que está acontecendo à sua volta, a não ser que tenham um orientador fortemente interessado em seu trabalho.

Por isto, é importante manter aberta a janela da pós-graduação no exterior, e não penalizar, como hoje ocorre, os cursos cujos melhores alunos são bem recebidos nos doutorados das melhores universidades lá fora. Existe uma maneira fácil de reduzir os custos ou dobrar o número de bolsistas, que é financiar somente os dois primeiros anos dos estudos de doutorado. Nos Estados Unidos pelo menos, depois de dois anos os bons estudantes de pós-graduação conseguem com facilidade uma bolsa local, ou um trabalho de assistente de pesquisa ou de ensino que pague seus custos e permita que participem mais plenamente da vida universitária. Estudantes que consigam bolsas de pós-doutorado, ou contratos de trabalho de alta qualidade no exterior, deveriam ser estimulados a seguir adiante, e não ser forçados a voltar para o país imediatamente, como ocorre hoje. Existe também o risco de o bolsista não voltar. Dar a bolsa na forma de um crédito, a ser perdoado caso o bolsista se integre a uma universidade ou centro de pesquisa no país, pode ser uma maneira de reduzir este risco. A experiência mostra que, quando existem boas condições e boas perspectivas de trabalho no Brasil, os estudantes que se formam no exterior preferem voltar, e os que ficam fora podem atuar como pontes importantes entre as comunidades científicas e técnicas do Brasil e do exterior.

O problema das prioridades é mais complicado. Para muitos cientistas que conhecemos, a única política científica aceitável por parte do governo seria dar cada vez mais dinheiro para os pesquisadores, sem se perguntar para quê e como este dinheiro está sendo utilizado. Isto funciona razoavelmente bem dentro de cada área de conhecimento, quando as diferentes propostas e solicitações são analisadas no mérito por especialistas da própria área. Mas as exigências de avaliação podem ser muito diferentes de uma área para outra, as tentativas de medir e comparar o desempenho das áreas por indicadores objetivos como publicações internacionais ou citações são muito precárias, e é impossível muitas vezes distinguir entre a defesa da boa pesquisa e a defesa dos interesses corporativos dos pesquisadores, sobretudo quando os avaliadores são indicados pelas próprias instituições que vão ser avaliadas, e os mais encrenqueiros são cuidadosamente evitados. Na falta de critérios adequados, a distribuição de recursos entre as diferentes áreas acaba ocorrendo de forma tradicional, dando mais para que tinha mais antes, ou a partir de preconceitos, fáceis de ocorrer quando biólogos acham que podem avaliar a economia, físicos a ciência política, e sociólogos a pesquisa em genética.

Quando governantes e burocratas tratam de estabelecer prioridades, os riscos são altos. A transferência do antigo CNPq para o Ministério do Planejamento, nos anos 70, foi baseada na idéia de que a ciência deveria ser planejada, e tivemos inclusive vários planos nacionais de desenvolvimento científico e tecnológico que, embora pudessem dar impressão de coerentes, não passavam de uma listagem apressada do que já estava sendo financiando, criando para isto, no entanto, uma burocracia de custos cada vez maiores, que redundou da implantação de um Ministério da Ciência e Tecnologia em 1985 (coisa que os Estados Unidos e muitos outros países desenvolvidos não têm). Ainda precisa ser feita uma avaliação dos grandes projetos – sobretudo na área tecnológica, que são os mais caros – iniciados naqueles anos e que fracassaram, ou continuam existindo sem maiores perspectivas ou impacto. Eu listaria, como bons candidatos, a política de informática, o programa espacial e o programa nuclear. Uma lista mais detalhada incluiria um grande número de projetos “induzidos” pelas agências com as melhores das intenções, mas que deixaram de produzir resultados porque apostaram em instituições, pessoas e projeções tecnológicas equivocadas. Sem falar nas prioridades estabelecidas por puro preconceito contra ou a favor de determinados temas ou áreas de estudo e pesquisa.

Não há soluções fáceis para esta situação, mas alguns princípios importantes poderiam ser úteis. O primeiro é diversificar. Quando existem várias agências em diferentes níveis de governo, cada qual com suas missões e prioridades, os riscos de errar são menores. A CAPES é uma agência de apoio à formação de recursos humanos para o ensino superior, o CNPq cuida do fomento à pesquisa básica e aplicada, a FINEP cuida dos projetos tecnológicos, as Fundações de Amparo à Pesquisa estaduais têm uma ótica regional, etc. É como deve ou deveria ser. Existem superposições entre os trabalhos destas agências, o que é bom, porque permite às instituições e pesquisadores buscar apoio em um “mercado” diversificado de recursos e prioridades. O segundo é se preocupar com os grandes projetos tecnológicos e de alto custo, e deixar espaço para o varejo dos pequenos projetos e iniciativas, que devem ser financiados sobretudo através dos mecanismos clássicos de controle de qualidade por revisão por pares. O terceiro é, ao estabelecer projetos e áreas prioritárias, não se limitar a dizer, por exemplo, que “a nanotecnologia é importante”, e colocar dinheiro no setor, mas especificar, com muito mais clareza e detalhe, como os investimentos nesta área poderão trazer resultados palpáveis, olhando, por exemplo, sua inserção em cadeias produtivas reais ou em formação. Estas prioridades precisam ser traduzidas em linguagem suficientemente clara para serem entendidas pelos não especialistas, e acompanhadas de mecanismos também claros de avaliação externa de resultados.

Mais importante do que tudo isto, no entanto, é o fato de que o Brasil investe muito pouco dinheiro em ciência e tecnologia, – cerca de 1% do PIB, comparado com 2.5% da Alemanha, 2.6% dos Estados Unidos e 3% da Coréia. A diferença entre o Brasil e estes países não está só no fato de que investimos menos, mas no fato de que, nas economias desenvolvidas, os investimentos são feitos sobretudo por empresas ou institutos de tecnologia, enquanto que, no Brasil, predominam os gastos com pesquisas em instituições públicas. Não é possível mudar de patamar e de escala dos investimentos em pesquisa no Brasil sem mudar este padrão de financiamento, o que depende, por sua vez, de que as instituições públicas se tornem muito mais abertas e orientadas para a criação de pontes entre o trabalho acadêmico e a busca de resultados práticos e significativos das pesquisas. Nesta mudança, a pesquisa básica, acadêmica e independente não pode nem precisa ser prejudicada, por que ela só consegue prosperar de fato quando o sistema de inovação de um país funcione como um todo, e envolva a participação de cada vez mais recursos, pessoas, empresas e instituições.

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